
Pintura sacra, sobre un soporte portátil, que se realiza sobre una plancha de madera, recubierta de yeso, a la que en algunas ocasiones se le aplica una capa de tela de lino. El dibujo, realizado con buril, se recubre con colores opacos al temple o a la encáustica (con cera). Los iconógrafos, especialistas en esta técnica han sabido mantener a lo largo de los siglos este proceso que podremos conocer a través de esta exposición.